el túnel
Es de noche. Una noche sin luna. Noche cerrada. Conduzco sin rumbo. Vivo sin rumbo.
La carretera está mojada. Me encanta como suena una carretera con agua. Es como un susurro.
Piso a fondo el acelerador. La velocidad inclina mi cuerpo hacia atrás. Suena la música. Creo que es Burial. Si, seguro que es Burial. Es la banda sonora perfecta para esta noche. Música oscura, subterránea.
Serpenteo entre las curvas que rodean el valle. Izquierda, derecha. Curvas cerradas. Curvas abiertas. Bailo con la carretera.
Al fondo la mancha oscura de la montaña. Vigilante. Amenazadora. Me acerco al túnel que la atraviesa. La gran herida en la piedra. Una vez dentro las luces iluminan el interior del coche intermitentemente. Parece una luz estroboscópica. Hipnótica. cierro los ojos y empiezo a contar:
uno, dos, tres, cuatro, cinco…
Tengo que llegar a diez. Si no llego a diez la vida no tendrá sentido. Si no llego a diez no merezco vivir.
… seis, siete, ocho…
Si llego a diez todo cambiará. Si llego a diez la suerte me sonreirá. Si llego a diez seré feliz. Todo será como soñé que iba a ser. Si llego a diez esta triste amargura desaparecerá nada más cruzar el túnel… este maldito túnel que hirió a la montaña.
… nueve…
Si llego a diez…
2 comentarios:
Diez!
Qué largos son los puntos suspensivos a veces...
;-)
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